Opción Obrera es la sección venezolana de la CRCI (Coordinadora por la Refundación de la IV Internacional)

Propulsamos el desarrollo de una política proletaria al seno de los trabajadores tras su independencia de clase y una organización de lucha para su liberación de la explotación e instaurar El Gobierno de los Trabajadores, primer paso hacia el socialismo.

Ante la bancarrota capitalista mundial nuestra propuesta es que:


¡¡LOS CAPITALISTAS DEBEN PAGAR LA CRISIS!
¡LOS TRABAJADORES DEBEN TOMAR EL PODER!



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miércoles, 28 de diciembre de 2016

El origen del financiamiento del gobierno desde 1999


El origen del financiamiento del presupuesto nacional desde 1999:

El ingreso petrolero (hasta el 2013)
la emisión de moneda (dinero inorgánico) 2014- Noviembre 2016
y ahora exclusivamente de nuestro bolsillo


Las medidas o mejor dicho las improvisaciones sancionadas en diciembre por Maduro evidencian el grado de descontrol del gobierno sobre la economía. Toda su política su puede enmarcar, en un desastre económico que concluyó con el desmoronamiento de la moneda, dentro de una relaciones de producción capitalistas, una verdad de Perogrullo, luego de 18 años de gobierno con intentos de progresar dentro de ese marco -nada que ver con socialismo- con los resultados que estamos padeciendo.

Venezuela está arruinada y se expresa en una disminución de su PIB, déficit fiscal, hiperinflación, muy bajos salarios, bajas reservas de divisas, altos desembolsos para cumplir con los compromisos de deuda, nuevos endeudamientos y una significativa disminución de la producción petrolera.

El proceso iniciado por las masas que irrumpe en 1989, transcurre con hitos notables tales como la alzamiento del 1992, el triunfo de Chávez y el inicio del chavismo como gobierno desde 1999, los acontecimientos de corte fascistas de la oposición de la derecha de 2002-2003, la crisis económica iniciada en el 2009 hasta hoy, donde, desde hace un año, se inició el desplome del PSUV con la derrota aplastante sufrida en las elecciones a la AN, y el abrumador triunfo electoral de la oposición de derecha.

El gobierno del PSUV, tiene sus días contados, producto de su fracaso político tras despilfarrar los proventos del boom económico, por más de 10 años de altos precios del barril de petróleo y resiste con medidas cada vez menos democráticas, como son las trabas a las elecciones a gobernadores, y a la renovación sindical en empresas estratégicas como PDVSA, Sidor, Ferrominera, Corpoelec, el desconocimiento del derecho a la contratación colectiva y el revocatorio al presidente. Sobre el revocatorio, en particular no apoyamos las intenciones golpistas de la derecha.

Respecto al fracaso económico del gobierno, sobre todo en el acceso y precio de los alimentos, pero también en servicios indispensables como el suministro de gas, agua y electricidad, y ahora en la confiscación del dinero de los venezolanos, la derecha tradicional saca provecho al no existir una propuesta por parte de la izquierda y los trabajadores.

Todo eso conduce a la caída inevitable del gobierno y el ascenso de la derecha tradicional, por lo que hay que oponer una alternativa Socialista. Por lo demás difícil, ante el desgaste del gobierno, usurpador de ese título, ante lo cual, muchos caen en la manipulación. Hablar de revolución o de socialismo asociado al gobierno es tan cierto como hablar de la nieve sobre el llano venezolano.

De una situación gravísima hoy, vamos a una peor el próximo año. La inflación en diciembre debe romper record, la carne subió en menos de una semana un 50%, muchos alimentos aumentaron igualmente de un día para otro, del sábado 17 con el billete de 100 suprimido, al domingo 18 con el billete restituido, se catapultó la especulación.

Es imperioso responder con la nacionalización de la banca, para invertir en la producción de alimentos, a través de la agro industria, tanto de origen animal como vegetal y salir de la crisis, no hay otra forma. La nacionalización de la banca tiene que ser bajo control de los trabajadores, como única vía que garantice ese dinero que atesora el banco sea para el desarrollo de la mayoría del país. La nacionalización también tiene que ser sin indemnización, revolucionariamente, de lo contrario sería otro gran negocio para los que siempre se han beneficiado.

La respuesta del gobierno es lo opuesto, salvar a la banca, la medida que tomo Maduro de recoger el billete de 100 en defensa de la banca, la cual según el mismo dijo le quedaba solo un 2% del circulante (efectivo), de hecho fue un corralito, una confiscación del dinero de los trabajadores. El papel moneda de mayor denominación se desvalorizó de tal manera que con él no se alcanzaba ni para comprar un cafecito de termo en la calle, no digamos el de una panadería. Si bien se podía hacer pagos y transferencias electrónicas, en cierta medida tampoco funcionó, y muchos negocios solo se les hizo efectivas sus transacciones muchos días después de efectuadas, amén de que muchas veces la red estaba sin servicio (sin línea) y no pudieron efectuarse las compras.

El origen de la ruina

El gobierno se financió hasta el 2013, a través de los ingresos petroleros, al bajar los ingresos, el financiamiento paso a ser con emisión de dinero que le suministra el BCV, luego cuando a esa emisión de dinero inorgánico le llegó su hora, se desvalorizó de tal forma, que como papel paso a ser de más valor que como su representación o valor facial, el billete de 100 no pudo seguir cumpliendo su labor, colapsó este diciembre de 2016 y ahora se inicia una transición, el gobierno pasará a financiarse, previamente el salvataje de la banca, con prestamos internos, con nuestro dinero que fue confiscado y represado en los bancos.

Es muy probable que el gobierno se vea obligado a nacionalizar la banca, pero con un fin, por todo, opuesto al planteado mediante un control auténtico de los trabajadores, utilizando los recursos del país para socorrer a la banca privada quebrada. Esta banca durante los años del chavismo siempre se benefició, dando cifras impresionantes de ganancias mes a mes, pero todo este dentro de este contexto fue ilusorio, en tanto se fue llenando de una moneda que igualmente se iba depreciando hasta tocar fondo. Si la inflación es más alta que la tasa de beneficio, el balance se torna negativo.

Como transformar esta ruina en una salida económica a favor de los trabajadores

El papel que ocupa la burocracia sindical representada por la CBST a pesar de su desprestigio por no defender a los trabajadores en el transcurso de esta crisis, ejerce su función como intermediario, arbitrando entre los trabajadores y las inspectorías del trabajo, Inpsasel, tribunales laborales y demás interventores de los conflictos laborales como las Zonas Operativas de Defensa Integral (Zodi), alcaldías, gobernaciones, etc. Todo con el fin de impedir, desviar y reprimir las luchas de los trabajadores.

Su función sirve en tanto la situación nacional, es impactada por la acción independiente de los trabajadores. Y lo hacen muy bien en tanto no se vislumbre un plan de lucha real de los sindicatos para enfrentar los ajustes, sobre todo para lo que se viene con el año 2017.

La vieja derecha sindical a la cual se le unió Marcela Maspero, en nombre de un sector de la Unete, y ahora militante de la ultraderecha, contrariamente a la defensa de los trabajadores, solo hace campaña utilizando las necesidades de los trabajadores para conducirlas como apoyo a las propuestas de los patronos privados.

Todas las centrales sindicales, tanto la CSBT oficialista, como las tradicionales a través de un frente llamado UASG de la oposición de derecha con su nuevo aliado, un sector de la Unete, buscan cada uno con sus medios que la crisis siga siendo descargada sobre los hombros de los trabajadores. Unos marionetas del patrón público y los otros del patrón privado.

Para los sectores combativos del movimiento obrero, esta caracterización es esencial, pues debe llevar a reforzar el trabajo de organización y lucha de los trabajadores, como alternativa a través de un planteamiento político integral de salida a la crisis.

Tenemos que trabajar para ello con todos los sindicatos clasistas, hay que abocarse a un programa de conjunto, para ser debatido y resuelto por un Congreso de Trabajadores. La burocracia sindical ha dividido y entregado cada sector y reivindicación, pero las contradicciones explosivas aumentan. Al trabajo de organización fabril y sindical, hay que acompañarlo con una agitación política, por una salida obrera a la crisis económica y política. Es el momento de asumir el alcance revolucionario de la situación.

Que la crisis la paguen quienes la causaron

Por un Gobierno de los Trabajadores

José Capitán

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