Opción Obrera es la sección venezolana de la CRCI (Coordinadora por la Refundación de la IV Internacional)

Propulsamos el desarrollo de una política proletaria al seno de los trabajadores tras su independencia de clase y una organización de lucha para su liberación de la explotación e instaurar El Gobierno de los Trabajadores, primer paso hacia el socialismo.

Ante la bancarrota capitalista mundial nuestra propuesta es que:


¡¡LOS CAPITALISTAS DEBEN PAGAR LA CRISIS!
¡LOS TRABAJADORES DEBEN TOMAR EL PODER!



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jueves, 30 de junio de 2016

Por la ruptura de la UE, por gobiernos de trabajadores


LUEGO DEL BREXIT Y LAS ELECCIONES ESPAÑOLAS
Por la ruptura de la UE, por gobiernos de trabajadores

El Brexit ha puesto a la orden del día la amenaza de disolución de la Unión Europea (UE). Es cierto que las tendencias a la disgregación ya estaban fuertemente instaladas en el escenario europeo. Pero la salida de Gran Bretaña representa un salto en este proceso.

El Brexit ha puesto a la orden del día la amenaza de disolución de la Unión Europea (UE). Es cierto que las tendencias a la disgregación ya estaban fuertemente instaladas en el escenario europeo. Pero la salida de Gran Bretaña representa un salto en este proceso.

En contraste con el escenario idílico de “armonía” y “cooperación” que pintaron sus promotores y apologistas, la Unión Europea ha emergido con su verdadero rostro. La UE no constituye una superación histórica de las fronteras nacionales. Su creación ha apuntado al rescate de Estados nacionales devaluados y desacreditados, y ha procurado restablecer la dominación política de la burguesía europea, comprometida por crisis políticas recurrentes y por la descomposición capitalista. Mucho antes que el Brexit, la crisis que estalló en Grecia fue la expresión más concentrada del grado de explotación y humillación a que fueron sometidos los pueblos de Europa, en especial los periféricos, bajo los dictados despóticos de la troika (Comisión Europea, Banco Central Europeo y el FMI), un órgano supranacional comandado por las grandes potencias y el gran capital.

No se puede colocar, obviamente, un signo igual entre el Grexit de un país oprimido y el Brexit de un país opresor. Pero hay una cuestión que debe ser apreciada en toda su dimensión. El voto de la clase obrera inglesa, afincada en el norte industrial, fue a favor del Brexit, siendo determinante para el resultado final que arrojó el referéndum. Los trabajadores, ya no de la castigada Grecia, sino de de una de las principales potencias, ven a la Unión Europea como una fuente de privaciones, en sacrificios sin precedentes, y de retroceso en sus condiciones de vida y laborales.

Polarización falsa

Los trabajadores ingleses, pero lo mismo vale para el resto de los de Europa, están atrapados en una polarización ficticia, alrededor de la disputa entre dos bloques capitalistas. Se los llama a optar entre permanecer o retirarse de la UE, cuando ambas salidas están unidas a una política de ataque en regla a los trabajadores.

Quienes abogan por la salida de la UE plantean una devaluación de la libra y lograr una mayor “competitividad” del Reino Unido, un eufemismo para abogar por una desvalorización de la fuerza de trabajo.

Un resultado semejante, por otras vías, es el que depara la permanencia en la UE, a través de la imposición de ajustes y recortes de conquistas sociales y laborales. Las ilusiones en que la Unión Europea podía ser una vía de progreso se ha desvanecido. Esta tendencia se extiende también a la clase obrera de las otras potencias europeas. Es el caso de Francia, donde asistimos a una rebelión contra la reforma laboral. En la base de este fenómeno, está la bancarrota capitalista, que transita su noveno año y que hace su trabajo implacable de topo. La crisis de sobreproducción y la amenaza de una depresión económica han acentuado las tendencias a una guerra comercial y financiera entre los Estados.

La atomización nacional del capital monopolista en Europa no ha sido superada ni por la creación de un Banco Central ni por una moneda única. Las “ventajas“ que prometía la política de libre comercio se ha transformado en su contrario, en un factor de agravamiento de la crisis. Los estados nacionales son más que nunca las herramientas de los monopolios en la lucha por la supremacía en el mercado mundial. Esta disputa, a su turno, alienta la competencia ruinosa entre los trabajadores, que los Estados imponen a través de ajustes en regla.

La izquierda entrampada

La izquierda ha quedado atenazada entre estas dos variantes capitalistas, y como furgón de cola de los bloques en disputa. Una franja mayoritaria de la izquierda democratizante rechaza plantear la ruptura de la UE. Considera que la unificación continental, aún en los términos actuales, es un eslabón y estadio progresivo en la batalla por una Europa socialista.

Esta negativa a pelear por la ruptura de la UE en términos de independencia de clase, favoreció el accionar de la derecha, la cual comandó la campaña en Reino Unido, con un eje chovinista y reaccionario, que procuraba disimular el tema económico de la separación. Uno de los principales heridos por esta elección es el ala izquierda del laborismo, que apoyó el Remain, pero prefirió hacer una campaña de bajo perfil y terminó siendo ignorada por su electorado.

La derecha logró explotar a su favor la corriente "anti-Brexit". Es lo que ocurrió en España, cuando –después del Brexit– se agitó el carácter chovinista y reaccionario de los aislacionistas, volcando a una fracción del electorado al voto al PP. La principal víctima de este proceso fue Podemos, aún cuando aboga por permanecer en la UE y ha ido adaptándose a las imposiciones de la troika. A la hora de permanecer en el campo de los ajustadores europeístas, el electorado eligió a su versión original, no a una copia desteñida.

Los trabajadores están pagando muy caro esta bancarrota política y teórica de la izquierda. Las tendencias a la disolución de la Unión Europa, que van de la mano de derrumbe de los regímenes políticos y de grandes convulsiones sociales, ponen a la orden del día la lucha por gobiernos obreros que rompan con la UE. El eventual retorno a las fronteras nacionales, bajo la emergencia de gobiernos de trabajadores, lejos de consagrar una involución histórica, representaría un progreso político y un salto en la perspectiva de los Estados Unidos Socialistas de Europa.

Pablo Heller


lunes, 27 de junio de 2016

DESPUÉS DEL BREXIT


DESPUÉS DEL BREXIT

Como dicen los angloparlantes, el Brexit ha sido “an accident waiting to happen” –un accidente a la caza de su oportunidad. David Cameron, el primer ministro de Gran Bretaña, contrarió la advertencia que le fue hecha desde varios sectores acerca del peligro de un referendo para determinar la permanencia o el retiro de la Unión Europea. Su obstinación obedecía a que sin un apoyo plebiscitario no podría hacer frente a los problemas crecientes que enfrenta la economía británica y la City de Londres –y a la crisis que ella ya había generado en el partido conservador. Recordemos que “Las deudas de corto plazo de los bancos y entidades basadas en GB llegan al 755% del PBI, según informa la calificadora S&P, el porcentaje más alto a escala mundial. La mayor parte de esta deuda está denominada en dólares o euros –que el Banco de Inglaterra no puede imprimir, y depende de los mercados de capitales mayoristas”. Este escenario se nubla aún más debido a un déficit de cuenta corriente del 7%, lo que redunda en un incremento de la deuda externa de 130 mil millones de libras esterlinas, a lo que se suma una deuda pública del 86% del PBI.

Estos datos ponen de manifiesto una contradicción sencillamente terminal: la economía británica tiene la plaza financiera internacional más importante del mundo, o sea superior al Wall Street en colocaciones externas, con activos cinco veces el valor del PBI, unos u$s 10 billones, pero carece de una moneda de reserva que pueda operar como seguro para el conjunto del sistema financiero. La City de Londres es una ficción financiera, de carácter completamente parasitario. Con un agravante: que tampoco podría recurrir a una devaluación de la moneda, porque desataría una guerra comercial, en primer lugar con su principal mercado, la Unión Europea, y agravaría la hipoteca financiera externa en moneda doméstica. El viernes último, la libra y las acciones de los bancos ingleses o con fuertes negocios en Europa fueron hundidas por una fuga de capitales, a pesar de la inyección de fondos del Bank of England y de los canjes de monedas activados con la Federal Reserve de Estados Unidos.

Londres vs Inglaterra y Gran Bretaña

Este cuadro crítico explica el reiterado intento del canciller del Tesoro, John Osborne, de producir un violento ajuste presupuestario en medio de un crecimiento nulo; el PBI, además, había sido sobrevalorado en 18 mil millones de libras (Financial Times, 14.3.16). La tentativa ajustadora enfrentó una resistencia de la bancada conservadora, y sólo sirvió para acentuar la división del partido gobernante. Puso de relieve la contradicción de los intereses de la City, por un lado, con Inglaterra y el conjunto de Gran Bretaña, por el otro. La mayor siderúrgica radicada en GB fue sacrificada al mercado de valores londinense, completamente indispuesto a bloquear la competencia del acero de China. Esto y las quiebras de las grandes cadenas minoristas operaron como la última gota de agua contra un ajuste que acicateaba la caldera social.

Por estas razones la ratificación de la permanencia en la UE, por medio del voto popular, se presentaba como un fórceps plebiscitario a ser aplicado contra la democracia parlamentaria radicada en Westminster. La división del propio gabinete sobre el asunto ponía en cuestión el régimen de gobierno de Comité, el ejecutivo del parlamento. La victoria del Brexit representa entonces una crisis colosal de carácter político. El electorado rechazó el maridaje del ajuste entre la City y la UE. Es un revés para los dos lados de la mesa. La zona euro atraviesa una crisis monumental, con la mayor parte de su sistema bancario plagado de activos incobrables (Aristóbulo de Juan, ex director del Banco de España, El País, 15.4.16), una deflación irresistible y el fracaso de todas las políticas de incentivo monetario del Banco Central Europeo. El Brexit anticipa la desintegración de la zona euro.

Vacío y lucha de clases

La espectacularidad de la crisis se manifiesta en la renuencia de Camerón, ahora, a aplicar la decisión del referendo, que ha dejado para octubre. Se habla incluso de la convocatoria a otro referendo. Boris Johnson, ex alcalde de Londres y líder del brexismo, salió también a pedir, paradojalmente, evitar el “apresuramiento”, en coincidencia con Cameron. La dilación de la renuncia de Camerón (que haría efectiva en octubre), resulta insostenible, en especial porque la UE exige iniciar enseguida el proceso separación. El vacío gubernamental se advierte también en la decisión de Escocia de convocar a un nuevo referendo para separarse de Inglaterra. Todo esto ya lo habíamos advertido el 15 de junio. El Brexit ha reabierto la cuestión de una unidad Irlanda, que podría ser apadrinada por la UE.

Nadie disputa que la derecha comandó la campaña, con un eje chovinista que procuraba disimular la crisis de la City de Londres –con la excepción quizás del Telegraph, un diario de derecha que no dejó de lado el tema económico de la separación. La derecha de la UE aplaudió naturalmente el resultado, e incluso Trump y Putin. El desarrollo ulterior de la crisis despejará este espejismo de ascenso derechista, en especial por el incremento de luchas obreras en los últimos años. En Francia, por ejemplo, el progreso del Frente Nacional enfrenta ahora una gran movilización obrera contra la contra reforma laboral. El recule de Johnson respecto a un retiro inmediato es una muestra que la derecha no puede gestionar la crisis. Los que dicen que una victoria de la permanencia habría sido un "mal menor", ejercen el subjetivismo. Sobre llovido, mojado, el derrumbe ha afectado al partido Laborista, que apoyó oficialmente el Brexit, aunque con divisiones, y fue ignorado por su electorado. No hay que confundir el Grexit de una nación oprimida con el Brexit de una nación imperialista, aunque lo más importante sea la dirección política que encabece aquel retiro. Una podría ser progresiva, la otra es reaccionaria.

Bye, bye Macri

La economía estadounidense será muy afectada por esta crisis. El ascenso del dólar, que ocurrirá por la fuga de capitales de otros centros financieros y de las naciones más débiles, debilitará el comercio exterior norteamericano y acentuará las tendencias recesivas. La banca central norteamericana ha agotado el empleo de recursos para reactivar la economía.

De un modo general, todo esto afectará negativamente el comercio y las finanzas de los países de América Latina. Macri y Prat Gay han decido poner buena cara, pero solamente para la tribuna. La colocación de deuda externa no podrá proseguir, mientras el déficit fiscal, por otro lado, supera cómodo el dejado por Kicillof. La versión de que el gobierno Macri ofrece seguridad para atraer inversores en este cuadro, es una fantasía. Ha quedado demostrada nuestra tesis, expuesta en forma reiterada, de que el macrismo no ha reunido las condiciones o recursos, sean financieros, económicos y políticos, para su política de ajuste y desguace de derechos sociales. La crisis capitalista mundial pone un límite infranqueable al pastiche económico macrista, que está sumiendo en la miseria a sectores crecientes de los trabajadores.

Jorge Altamira



La crisis se agudiza en Francia


La crisis se agudiza en Francia

La experiencia de lucha en curso es una ruptura masiva y militante con el gobierno y el PS. Estamos lejos de una repetición mecánica de las grandes movilizaciones del 2010 contra el gobierno de Sarkozy y sus ataques contra las jubilaciones. Todo indica que se está abriendo un nuevo curso político para el movimiento obrero y la juventud.

En la mañana del viernes 24, el tema dominante en los medios franceses (y en toda Europa, por supuesto) era el Brexit, un nuevo salto en la crisis mundial y en la dislocación de Europa. La importancia de este hecho no puede hacer olvidar que en Francia la situación política sigue marcada en lo fundamental por la intervención callejera del movimiento obrero, por la resistencia popular y de la clase obrera a la austeridad capitalista y a los regímenes de excepción. Es la gran enseñanza y la consecuencia de la manifestación organizada por las confederaciones sindicales el jueves 23. La manifestación fue menor que la del 14, primero porque se trataba de una movilización regional y no nacional y luego porque llegar a la Plaza de la Bastilla era casi una hazaña y había que atravesar varios cercos policiales. Se movilizaron los militantes pero así y todo hubo entre 30 y 50.000 manifestantes. La movilización fue más que importante y constituyó una derrota política del gobierno y de la dupla Valls-Hollande. Hubo además movilizaciones de miles de personas en las capitales regionales. El movimiento obrero sigue estando presente en su enfrentamiento con el gobierno, a pesar de las provocaciones, la represión y la dificultad en mantener con estas direcciones una lucha tan larga y con un enfrentamiento político tan agudo. 

El gobierno partido en dos

Luego del impacto de la movilización del 14 de junio, el primer ministro Valls se propuso prohibir las nuevas manifestaciones contra la ley de reforma laboral, apuntando a la del 23. La Prefectura de Policía publicó la orden de prohibición, pero tres horas después el Ministro del Interior acordaba con los dirigentes de la CGT y de FO una manifestación reducida –un trayecto de 1,8 km alrededor de la Plaza de la Bastilla, sin pasar por ningún lugar importante de la ciudad.

¿Qué pasó?

El gobierno, también las direcciones sindicales, quiere terminar con esta movilización que ya dura más de tres meses, pero nadie encuentra el camino de salida. El primer ministro Valls –con el apoyo de Hollande– se niega a toda concesión aunque sea secundaria, porque terminaría de desvalorizar ante la burguesía lo poco que ya vale este gobierno.  Las direcciones sindicales presentan proposiciones de acuerdo pero no pueden quedarse con las manos vacías. Le escriben al presidente de la República para una entrevista y no tienen respuesta. FO –Fuerza Obrera, una de las centrales– hizo llegar una proposición escrita. La CGT se entrevistó con la ministra de Trabajo, propuso un texto de compromiso y anunció que una “puerta está abierta”. La negociación está en curso y Valls la liquida con una campaña represiva y antidemocrática contra el movimiento obrero y la población, anunciando que de ahora en más el derecho de manifestación está sujeto a su buena voluntad.

Es en este cuadro que se llegó al acuerdo entre el ministro del Interior y la dupla CGT-FO. El secretario general de FO, miembro del PS, afirmó que “Valls es un incendiario” y el responsable del conflicto. La política represiva del gobierno socialista, acentuada desde el 13 de noviembre invocando un “país en guerra” y el estado de urgencia, se aplicó en estos tres meses de lucha y ha dado como resultado un aislamiento cada vez mayor. La burguesía ya no se molesta en sostenerla y espera el próximo capítulo.

Lo que viene

Para el martes 28 está anunciada la próxima movilización nacional. Las huelgas son muy aisladas. Como indicamos en PO 1415 (16 de junio), la huelga ferroviaria ha sido levantada –el gobierno tuvo que hacer algunas concesiones– y no hay un relevo. Algunos movimientos importantes siguen en curso, como la huelga del correo en las afueras de París, y es muy difícil romper el aislamiento y avanzar en el agrupamiento de los núcleos militantes. Estos núcleos se movilizan y organizan a la vez dentro y fuera de las confederaciones sindicales, en un cuadro político de frente populismo y también de anticapitalismo militante. Lo que está ausente es una referencia política revolucionaria vertebrada, un programa. La tentación es cubrir este vacío con “acciones ejemplares” que en realidad aíslan a los núcleos anticapitalistas de la masa militante que agita las calles y trata de movilizar sus lugares de trabajo. 

La experiencia de lucha en curso es una ruptura masiva y militante con el gobierno y el PS. Estamos lejos de una repetición mecánica de las grandes movilizaciones del 2010 contra el gobierno de Sarkozy y sus ataques contra las jubilaciones. Todo indica que se está abriendo un nuevo curso político para el movimiento obrero y la juventud.

Marcelo Gramar
Corresponsal en París


domingo, 26 de junio de 2016

El diálogo


El diálogo
Como conclusión de un intento iniciado hace 17 años












El revocatorio con intromisión de la OEA, el PSOE español y el Papa Francisco, sería un golpe de estado palaciego. Lo revocadores son golpistas, “guarimberos” y no lo hacen por la democracia como tampoco Maduro responde democráticamente, ya que actúa desesperadamente con medidas arbitrarias y que, cada vez más, empeoran la economía del país

El problema real es la situación catastrófica del país, el hambre, las carencias de todo tipo alimentos, a eso hay que darle respuestas. Hay dos tipos de respuestas, la primera tiene dos variantes la del gobierno y la de la MUD, para ambos la crisis la pagan los trabajadores y la segunda es por parte de los trabajadores.

Entre revocatorio y OEA te veas

John Kerry, el Secretario de Estado de EEUU, reculó tras el intento de Almagro, la OEA y una intervención en Venezuela contra al gobierno de Maduro, Kerry se dio cuenta que se desataría un crisis política, de tal magnitud que desbordaría los “canales institucionales”, por ahora es mejor para ellos, seguir conteniendo las masas depauperadas, no se puede cambiar de jinete sobre un caballo pasando un rio caudaloso, en otras palabras en medio del hambre y las necesidades de los venezolanos, seria inminente una explosión social. “La masa no está para bollos”, los militares tampoco muestran homogeneidad, como por ejemplo, las declaraciones de Alcalá Cordones, general retirado expresando su desacuerdo con el gobierno de Maduro, hasta las tropas que serian las convocadas para reprimir también están padeciendo la hambruna de sus familias, las carencias de bienes, medicinas, transporte, no extrañaría su descontento con el mando.

El problema mayor para el gobierno norteamericano, vendría con una intervención de la OEA que hubiese agudizado la crisis y desbordado la situación, Ramos Allup pasa a ser un estorbo en ese sentido, personaje que con sus diatribas le hace comparsa a las de Maduro, ambos están despistados, fatalmente estos son los máximos representantes del gobierno venezolano.

Eso representa “El Diálogo”, un acuerdo entre ellos para salvar el país y mantener la explotación de los trabajadores. Es un triunfo para los gringos que hasta el PCV aprueba, como parte integrante del chavismo.

Sin embargo la ineptitud de la derecha y el fracaso económico del gobierno conduce a una explosión social, que pudiera desembocar en una verdadera crisis revolucionaria. Los saqueos a camiones y establecimientos comerciales van proliferando, ya hubo un ensayo con el Cumanazo, el gobierno respondió con represión con saldo de un muerto y más de 400 detenidos, aun así no puede contener la desesperación en conseguir alimentos. El temor para los cautelosos gringos y todos sus títeres es que el país avance hacia una rebelión popular que pueda arrasar cualquier vestigio de legalidad política y jurídica burguesa.

Los chupamedias del gobierno hacen eco de que las protestas no son espontaneas sino fomentadas por la derecha opositora, la cual si bien saca provecho ante una izquierda inerme ante la catástrofe social no lo hace como eje político porque ellos tampoco tienen respuestas ante las penurias de las masas.

El último recurso del gobierno son los llamados Comités Locales de Abastecimiento y Producción (Clap) para entregar bolsas de comidas, serían otro paño tibio que a no dudar terminará tras su fracaso, en un mayor rechazo al gobierno, ya se negocian esos productos a precios especulativos por parte de quienes distribuyen esos enseres.

La gran estafa en nombre del socialismo

El chavismo siempre ha defendido al capitalismo, un capitalismo con rostro humano como dijo el comandante Chávez en sus comienzos políticos, que no fue más que un deseo, porque es imposible, el capitalismo en esta época y en el mundo no solo es superfluo sino es dañino, es criminal y peor aún, si lo disfrazan de socialismo con el mote que sea, del siglo XXI o bolivariano

El dilema es entre un capitalismo con una representación política de la derecha tradicional y una alianza cívico-militar que pretendió re-arreglar el capitalismo en Venezuela con nuevos administradores, cuyo sostén popular fue darles unas migajas a los sectores de menores ingresos, mientras ellos se apoltronaban en sus lugares.

Nunca plantearon realmente nada referido al socialismo, primero la lucha es por un salario que cubra las necesidades básicas, mejore las condiciones de trabajo y el pleno empleo. A pecios reales, el miserable salario mínimo, desde 1999 se amplió, lo que significó que el salario real promedio y necesario para que cubriera la cesta básica se fue hundiendo.

Y segundo, como primer paso hacia el socialismo, es un gobierno de los trabajadores, condición sine qua non para emprenderlo. Por el contrario, desde su origen el chavismo partió de los estratos de la pequeña burguesía o clase media militar o civil, con aspiraciones a una tajada del reparto capitalista, luego, es imposible de despojarse de lo apropiado y asignar un salario que cubra las necesidades básicas de los trabajadores.

A nivel de Latinoamérica comencemos por lo último, el celebrado “triunfo” en la OEA, veamos país por país, cuanto es el salario mínimo en dólares y cuál sería el mínimo para cubrir sus necesidades básicas, para todos rige absolutamente la producción capitalista, todos son explotadores y ni por asomo plantean nada diferente, por último si la OEA es lo que dicen que es, deben destruirla, pero solo son discursos para la galería.

Que tiene que ver socialismo con acuerdos entre las rapaces burguesías latinoamericanas. Allí no están representados los trabajadores, Bernando Alvarez, “nuestro” sempiterno embajador proviene del riñón de la rancia oligarquía caroreña. Así mismo es, por ejemplo la representación del “Socialismo Ciudadano” de Ecuador o el plurinacional de Bolivia. Las consignas enarboladas en la década de los 60, del siglo pasado “Liberación Nacional” y “Reforma Agraria” o ahora la supuesta Soberanía del país, que deberían expresarse a través de la autonomía económica quedaron para la historia, por lo menos por ahora.

El temor al desborde del control gubernamental, se centra en detener una tendencia de los trabajadores como alternativa, asumiendo una respuesta autónoma. La Unete, las federaciones combativas, los sindicatos pueden asumir las consignas para evitar que la crisis la sigan pagando los trabajadores y las comunidades de menores recursos que se les deterioran los servicios cada vez más, mientras que la deberían pagar los capitalistas, que son los que la crearon. Es necesario con ese objetivo, convocar a un congreso de trabajadores en lucha y elaborar la plataforma que exprese esa alternativa.


José Capitán

viernes, 24 de junio de 2016

Victoria del Brexit: derrumbe de Europa y del Reino Unido


Victoria del Brexit: derrumbe de Europa y del Reino Unido


El referendo británico es una expresión de la completa impasse a la cual han arribado la zona euro y la Unión Europea, en el marco de la crisis mundial que estalló con Lehman Brothers hace ocho años atrás.

La votación en Reino Unido ha dado la victoria a la salida de la Unión Europea. El Brexit (irse de la Unión Europea) superó por más de un millón de votos al Remain (quedarse), y consolidó una clara victoria. El premier David Cameron anunció su salida en octubre y abre un proceso de crisis entre los conservadores. El Brexit no sólo es un impulso para que el Reino Unido comience un proceso de desmembramiento a partir de la posible salida de Escocia e Irlanda del Norte, sino que plantea un impulso al Grexit (renovación de la salida de Grecia) y al Frexit (salida de Francia), esto es, el golpe de gracia a la Unión Europea (UE) y al orden económico y mundial de la posguerra. Comienza una nueva era en Europa y se abre un proceso de aceleración de los ritmos de la crisis mundial.

Se asiste a un "viernes negro" global. Milán cayó casi un 12%, Londres un 5%, Franckfurt 7%, París 8,5% y Madrid 11%, y Tokio un 8%. Las primas de riesgo europeas subieron. La libra esterlina se desploma: cayó en Asia un 12% con respecto al dólar y un 8% en relación al euro (The Economist, 24/6). China teme un derrumbe de sus exportaciones a Europa y ya se avizora un crecimiento menor al pronosticado. Auguran también el fin del negocio de las “clearinghouses”, que son aquellas que negocian con títulos en defol –los “buitres” europeos y norteamericanos.

Irlanda del Norte y Escocia

Desde Sinn Fein declararon que “el gobierno británico ha perdido el mandato para representar a la gente de Irlanda del Norte”. Esto significa que desconocen al gobierno y marcan el fin del Reino Unido. Sin embargo, Irlanda del Norte votó mayoritariamente por quedarse en Europa. Irlanda del Norte e Irlanda comparten fronteras, por lo que su relación se verá afectada. También Irlanda del Norte verá recortado el rescate financiero que recibe de la UE, así como por su economía orientada a las exportaciones, principalmente con la UE. Irlanda del Norte disputa ser la nueva base de las firmas financieras europeas. La mayoría de los partidos norirlandeses apoyaron el Remain, y la manera de quedarse en la UE es convocando a un referéndum.

Los escoceses votaron masivamente en favor de la permanencia, con el 62%. La primera ministra del SNP (Partido Nacionalista Escocés), Nicola Sturgeon, ha manifestado que los resultados reflejan que los escoceses quieren ser “parte de la Unión Europea". Queda planteada la posibilidad de un nuevo referéndum independentista, justamente porque con el Brexit, Escocia se queda afuera de la UE. Para Sturgeon la mejor manera de defender su lugar en Europa es liquidar su lugar en el Reino Unido. Las elecciones también se hicieron en Gibraltar, con un voto mayoritario para quedarse en la UE, lo que abre una nueva crisis y la posibilidad que se convierta en una nueva Hong Kong.

Crisis del régimen político

Es el fin de Cameron y su ministro de finanzas, Osborne –de quien muchos también están pidiendo la cabeza. Es el fin de los que el año pasado ganaron holgadamente las elecciones presidenciales. Cameron había convocado el referéndum a principios de año impulsado por ese resultado y por la victoria en el referéndum escocés, y para evitar la fuga de votantes hacia la extrema derecha antieuropeísta. Presentó como prenda de cambio mejores condiciones para la City. Cameron perdió la guerra al interior del partido. Pero la crisis política no se va a solucionar con su renuncia. Desde distintos medios se indica que esta fractura de los conservadores puede generar "daños irreversibles" al partido (El País, 24/6).

Antes que el reemplazo por el vencedor –y también Tory– Boris Johnson (ex alcalde de Londres), se habla de Theresa May, responsable de denegar los cupos de inmigrantes y de enfrentar al movimiento obrero británico. Esta ministra sería la "transición moderada". La alternativa es una carta de apoyo firmada por dirigentes de la oposición conservadora, pero generaría que la extrema derecha de Farage (del fascista Ukip) capitalizara la victoria.

A su turno, Nigel Farage declara que es el "día de la independencia británica". La derecha fue la cara visible de la campaña por el Brexit, basándose en un discurso chovinista y antimigratorio. Sin embargo, todavía la burguesía no está dispuesta a ceder protagonismo para el ascenso de la extrema derecha. Los votos en favor del Brexit se sustentan en la base conservadora y en el abstencionismo del votante laborista. La monarquía decidió no jugar un papel pleno en la disputa a favor del "Remain", y guardarse su papel de árbitro en lo doméstico. Sabe que esta batalla no la compromete tanto como un desmembramiento de Escocia e Irlanda del Norte, que es lo que se viene.

El “Lexit” (Brexit desde la izquierda) no pesó en la elección y tuvo intervenciones marginales, no pudiendo subvertir el clima nacionalista de la campaña por el Leave (salir). Su campaña no logró levantar ánimos en las masas obreras, golpeadas por el ajuste y subordinadas al laborismo o al discurso xenófobo tory.

La caída en desgracia de Cameron es un golpe al régimen político, y lejos de beneficiar al líder laborista Jeremy Corbyn (aunque en el corto plazo pueda hacerlo), lo golpea también como perdedor de la campaña por la permanencia. En los centros industriales (como Birmingham), bastiones del laborismo, la crisis económica y la pobreza y malestar creciente, le dieron una victoria al Leave. Desde The Economist se explica el Brexit por la irresponsabilidad de Corbyn, quien no se había puesto al hombro la campaña y estaría especulando con la salida de Cameron para asumir el poder. Dos diputadas laboristas van a intentar llevar adelante una moción de confianza contra Corbyn. Vamos a un escenario de mayor fragmentación.

Europa

Merkel convocó para el lunes a Hollande, Renzi y Tusk para preparar el Consejo Europeo. El presidente de la Comisión Europea, Jean-Claude Juncker, había declarado que el Brexit no supondrá una “renegociación” de las relaciones del país con el bloque comunitario, sino que “Fuera es fuera”. Tsipras dijo que la UE “camina hacia el abismo”. El Brexit significará el reforzamiento de fuerzas nacionalistas, proteccionistas en muchos países de Europa, y sin dudas, el reforzamiento de la guerra comercial y financiera. El ministro italiano de Economía, Pier Carlo Padoan, ya había afirmado que en el seno de los “Veintiocho” (UE) ya se ha producido una fractura, independientemente del resultado del referéndum británico. El Frente Nacional de Francia (Le Pen) está prometiendo a los votantes su propio referéndum. Hoy Francia está en segundo lugar -primero Grecia- en su euroescepticismo. Una nueva encuesta de Pew encuentra que el 61% de los votantes franceses tienen una opinión desfavorable de la UE. El reforzamiento de tendencias nacionalista puede llevar a que nuevas fugas se den en el marco de la UE, junto a nuevas crisis políticas y fracturas del régimen.

Cameron dice que invocará el artículo 50 del Tratado de Lisboa, que establece las normas para la negociación de la salida de un estado miembro. Eso daría a los dos lados dos años para finalizar un acuerdo. Si se llega a un acuerdo, Gran Bretaña tendría que caer de nuevo en el comercio con la UE en el marco de la Organización Mundial del Comercio (reglas de la OMC), lo que implicaría aranceles y el fin del trato especial para los servicios financieros.

Perspectivas

El referendo británico es una expresión de la completa impasse a la cual han arribado la zona euro y la Unión Europea, en el marco de la crisis mundial que estalló con Lehman Brothers hace ocho años atrás. La economía británica arriba a esta situación después de un largo período de desindustrialización, agravado desde la caída de los precios del petróleo y la acentuación de la competencia china. La economía británica quedó, en este cuadro, cada vez más sujeta al papel de Londres como centro financiero, ello, en medio de una agudización de la crisis financiera internacional. Este cuadro se conjuga con la crisis política causada por la irrupción masiva de los refugiados al continente, a causa de las guerras imperialistas. La caída masiva de las bolsas revela que aún no existe un plan B del capital internacional después del referéndum, más allá de los recursos políticos para dilatar la aplicación del Brexit. En la reconfiguración de las relaciones comerciales entre el Reino Unido y la UE ingresarán otros aspectos de la guerra de rapiña que tiene lugar en el marco de la sobreproducción mundial -por caso, la discusión sobre el acuerdo de libre comercio entre la UE y Estados Unidos, por un lado, y los reclamos de China para que las barreras al ingreso de sus productos al continente sean definitivamente allanadas, por el otro. Vamos a un salto en las convulsiones políticas y económicas que surcan al continente europeo, y que exige de la izquierda una acción política independiente de los bloques capitalistas que se disputan los escombros del continente.


Emiliano Monge Partido Obrero Argentina

jueves, 23 de junio de 2016

Conferencia Latinoamericana


En qué punto nos encontramos de la bancarrota capitalista y sus consecuencias en América Latina? ¿Cómo estos cambios se han traducido en la arena política? ¿En qué punto se encuentran las fuerzas de izquierda revolucionaria?

Convocatoria a una Conferencia Latinoamericana, a realizarse en Montevideo (Uruguay),16 y 17 de Julio de 2016

REAGRUPAR A LA IZQUIERDA REVOLUCIONARIA Y EL MOVIMIENTO OBRERO COMBATIVO POR UNA ALTERNATIVA SOCIALISTA FRENTE A LA BANCARROTA CAPITALISTA QUE SACUDE AMERICA LATINA



La bancarrota capitalista mundial


Contra los que pronosticaban que el capitalismo ya había superado la bancarrota desatada por la caída de los bancos norteamericanos en el 2007, esta se presenta con sus premisas agravadas. A pesar de los billonarios rescates monetarios volcados por los Bancos Centrales, que ha llevado a estos al límite de su capacidad de endeudamiento colocando también a los Estados en una situación de virtual bancarrota, la crisis persiste y amenaza con nuevas catástrofes y hundimientos.

En Europa se multiplican las amenazas de quiebras bancarias (Deutsche Bank, etc.), hay estados que se están hundiendo bajo el peso de las deudas públicas contraídas y la crisis social con sus picos catastróficos de miseria y desocupación se ha enseñoreado en varios países. El desarrollo de la bancarrota capitalista amenaza con hacer estallar la Unión Europea y es un acicate a las guerras imperialistas en Europa y en el Medio Oriente. La bancarrota capitalista actúa como un disparador de crisis políticas que hacen naufragar a los partidos tradicionales de la burguesía y provocan respuestas de lucha de las masas. No solo hay que mirar el panorama de Grecia, sino también el de España y ahora Francia donde la clase obrera y la juventud se movilizan contra las medidas de ‘ajuste’ que intenta llevar adelante el gobierno socialdemócrata de Hollande. La crisis de los refugiados es una consecuencia directa de la guerra del Medio Oriente, fogoneada por el imperialismo y se ha trasformado en una enorme catástrofe humanitaria, cuyas consecuencias han terminado de estallarle en la cara a las principales potencias de Europa.

Japón no ha logrado salir de la misma en casi tres décadas y tiene un endeudamiento estatal del orden del 300% de su PBI.

El proceso de restauración capitalista sobre la URSS, China y demás ex estados obreros que fue concebido como una de los principales factores contrarrestantes de la crisis mundial capitalista ha terminado convirtiéndose en uno de los principales motores de su agravamiento. En China, en primer lugar, la crisis de superproducción (acero, etc.) le plantea destruir una parte fabulosa de sus industrias. Se habla del cierre y despido de 6 millones de obreros de la siderurgia. Los mercados donde la producción de las fábricas chinas era volcada están abarrotados. Este párate chino ha provocado el desplome de las naciones emergentes que colocaban parte importante de su producción de materias primas (petróleo, minerales, forrajes, alimentos, etc.) en la maquinaria productiva de la China de capitalismo en restauración.

Pero, el epicentro de la bancarrota, que se manifestó en el 2007 en los EEUU, continúa allí. Los billones de dólares volcados por la Reserva Federal han acentuado la sobreproducción. Un ejemplo de ello está en el mercado del petróleo. Crédito fácil y barato ha sido invertido en el desarrollo de la industria yanqui del fracking, lo que ha colaborado en incrementar notablemente la producción mundial de hidrocarburos y desplomado sus precios, quebrando a numerosas compañías que habían crecido en este proceso. El hundiendo de los precios del petróleo arrastro a la bancarrota a numerosas empresas y países (Rusia, Venezuela, Brasil, etc.). Un amague de la Reserva Federal de aumentar las tasas de interés tuvo que ser rápidamente retirado ante la amenaza de llevar la economía mundial a una depresión Sigue en aumento la cesación de pagos en las hipotecas y la situación de los bancos tampoco ha sido saneada, sino contenida con “contabilidad creativa” (que considera en los balances créditos incobrables a su valor original).

América Latina sacudida por la crisis mundial

La bancarrota capitalista mundial está golpeando con toda fuerza a América Latina, provocando el desplome de sus economías y regímenes políticos. La crisis en China y en las naciones imperialistas ha disminuido significativamente la compra de materias primas desplomando el precio de las mismas. El petróleo, el cobre, el hierro, la soja, todas las materias primas en general, han retrocedido. Este vendaval arrastra a los regímenes nacionalistas y progresistas latinoamericanos pero también a los gobiernos de filiación neoliberal.

La bancarrota capitalista ha terminado por acelerar el derrumbe del nacionalismo burgués y el progresismo, que dominaron la escena en los últimos 15 años y que surgieron como respuesta política a la crisis mundial y al agotamiento histórico de los partidos tradicionales y sirvieron de contención al proceso de rebelión popular abierto por el estallido de los regímenes llamados neoliberales En el caso de Bolivia, Evo Morales con el concurso de Lula y Néstor Kirchner fue el bombero del proceso revolucionario. El MAS colocado como expresión de los procesos insurreccionales del 2003 contra Sánchez de Lozada y sus continuadores, pacto con el viejo régimen una salida electoral que dejo intacto el aparato estatal. El chavismo, por su parte, llego al poder luego del ‘caracazo’, como una expresión de la movilización popular frente al agotamiento definitivo de los partidos tradicionales de la burguesía (AD y Copei). En cambio, en la Argentina, los Kirchner llegaron al poder de la mano de Duhalde, colocado como un recurso de emergencia, para enfrentar la disolución del régimen capitalista y las jornadas revolucionarias del Argentinazo a fines del 2001

Perú - exhibido por el establishment como uno de los “modelos a imitar”- tampoco ha sido ajeno a este vendaval El hecho de que el nacionalista Humalla tempranamente haya pegado un giro neoliberal no ha eximido al país de una crisis económica severa que ha dido de la mano de un creciente desprestigio del gobierno y un enfrentamiento con los trabajadores.

Un balance necesario

En el período de ‘bonanza’, la burguesía latinoamericana no usó los ingresos para avanzar en un proceso de industrialización ni en una mejora de su infraestructura productiva, para sentar las bases de un desarrollo nacional independiente. Estos ingresos extraordinarios fueron usados para ‘honrar’ la deuda, subvencionar-rescatar a sectores capitalistas en crisis, indemnizar generosamente a los capitalistas cuyas empresas fueron estatalizadas y como botín de las oligarquías capitalistas que se formaron en torno a los gobiernos nacionalistas y centroizquierdistas.

Los elevados ingresos por la exportación de commodities actuaron como garantía de un nuevo ciclo de endeudamiento en la región. Fue un fenómeno generalizado el fuerte crecimiento de las reservas de los Bancos Centrales de los países latinoamericanos. Esto produjo la ilusión de que la deuda externa de estas naciones latinoamericanas se había finalmente ‘domado’, que estaba bajo control, cubierta por las excedentes reservas de divisas. Estamos, ahora, frente al proceso inverso: fuga de capitales hacia las metrópolis, dejando nuevamente en pie las usurarias deudas externas de las naciones atrasadas con el capital financiero

Mientras se invocaban ‘modelos productivos’, las experiencias nacionalistas continentales agravaron la primarización económica y la desindustrialización. Es que para desarrollar un verdadero proceso de desarrollo e industrialización nacional, debiera avanzarse en tomar medidas anticapitalistas: confiscación sin pago de las empresas nacionalizadas, terminar con el latifundio, banca única estatal, monopolio del comercio exterior; y apoyarse para ello en la movilización de las masas trabajadoras. Pero este es un límite de clase que el nacionalismo burgués no puede superar. El horizonte de “redistribución del ingreso” de los regímenes nacionalistas burgueses se limitó a una extensión más o menos desarrollada de la asistencia estatal, en el marco de una precarización laboral generalizada. En el caso más avanzado, el chavismo, la renta petrolera se utilizó para un gran desarrollo asistencialista, especialmente de los sectores más pobres y postergados del pueblo, pero no se intentó siquiera transformar la estructura social de atraso y dependencia petrolera. La precariedad de este armado es puesta ahora de manifiesto por la crisis mundial y el derrumbe de los precios del petróleo.

Brasil: golpe parlamentario

Ingresamos en una nueva etapa política caracterizada por la fractura del Estado y la economía capitalista y el derrumbe de regímenes políticos. El centro de gravedad de la situación política continental se encuentra en Brasil en el que acaba de aprobarse el juicio político a la presidente y es inminente el desplazamiento de Dilma . El impeachment es un golpe de estado, aunque hay quienes impugnan esta caracterización con el argumento de que la destitución de Dilma ha corrido dentro de los canales institucionales como si eso fuera algo aséptico desde el punto de vista político, en una muestra de cretinismo constitucionalista. Estamos frente al tercer golpe parlamentario en Latinoamérica, luego del derrocamiento de Zelaya en Honduras y Lugo en Paraguay. La envoltura constitucional, en todos los casos, ha sido el vehículo para una profunda modificación de las relaciones sociales de la clase capitalista contra las masas.

No se nos escapa que en Brasil se enfrentan dos bandos capitalistas y que el PT en el poder se empeñó en aplicar una política de ajuste y de cercenamiento de las conquistas de los trabajadores. Pero este régimen se ha agotado y son los partidos políticos aliados al gobierno y la clase capitalista - empezando por la poderosa burguesía industrial paulista, que sacaron el dinero con pala, durante su mandato-, quienes han terminado soltándole la mano. Asistimos al tránsito de regímenes de contención de los trabajadores a gobiernos de ofensiva franca contra las masas. En un escenario dominado por una enorme crisis de dominación política. Este golpe institucional apunta a resolver esa crisis y reconstruir la autoridad del estado e impedir que por sus rendijas se cuele la insurgencia popular. Por otro lado, el golpe en Brasil se inscribe en una batalla que tiene un alcance continental por una reconfiguración económica más general de los negocios y los recursos de Latinoamérica. Asistimos a una disputa entre la burguesía nacional, el imperialismo y China por el reparto de los recursos y los contratos de obras públicas financiados por el estado. El agotamiento del progresismo y nacionalismo burgués, pretende ser explotado para promover un salto en la recolonización del subcontinente por parte del imperialismo. Esto se entrecruza con un quiebre al interior de Brasil de las distintas fracciones burguesas. La apertura de la economía brasileña, en especial, hacia China , ha sido beneficiosa para los sojeros pero ha terminado por crear una competencia ruinosa para sectores enteros de la poderosa burguesía industrial, en primer lugar, en el rubro del acero.

Los trabajadores no podemos ser indiferentes ante el desenlace de esta crisis

Una definición concluyente contra el golpe no es sinónimo de apoyo al gobierno de PT. Por el contrario, la lucha contra el golpe plantea más que nuca una demarcación con el nacionalismo que como ha quedado demostrado está en descomposición. La lucha contra los golpistas es una continuidad bajo otra forma de la misma batalla política contra el gobierno de Dilma y Lula, que venimos impulsando estos años. Una derrota del golpe, en este contexto, no afianzaría al PT sino prepararía las condiciones para superarlo pero por la acción de las masas y no de la oposición patronal La lucha contra el golpe no puede hacerse mediante el seguidismo al PT. Dicho seguidismo es el pasaporte a una frustración segura e implica colocarle un chaleco de fuerza a las energías que puede desplegar el movimiento popular en el que anida una rechazo tanto a oficialista como opositores, salpicados por la corrupción en el mismo nivel que los primeros.

Junto con el distanciamiento de la clase capitalista que le saló la mano, el PT viene sufriendo un deterioro acelerado de su propia base de apoyo popular. Las concentraciones convocadas por el PT vienen retrocediendo en cantidad de concurrentes .La jornada de movilizaciones y paros que convocó la CUT, coincidentes con la sesión del Senado que debía decidir la suerte de Dilma, pasó sin pena ni gloria.

Este triste desenlace no proviene de la fortaleza del golpismo sino de las limitaciones insalvables del PT. Dilma, Lula y sus seguidores no tienen para ofrecer un programa alternativo al que plantea la derecha. Hasta último momento, se empeñaron ellos en protagonizar el giro neoliberal y el ajuste que ahora tardíamente denuncian que pretenden llevar adelante sus contendientes.

La burguesía ha mandatado a Temer a avanzar en el trabajo sucio de un ajuste a fondo. Pero el vicepresisdente arranca, en medio de un tembladeral. En primer lugar, carga con la hipoteca de encabezar un gobierno sospechado por los mismos cargos de corrupción que se le imputan a Dilma. El 60 por ciento de los senadores encargados de decidir la suerte de Dilma están procesados por la justicia.

Temer ya ha adelantado un paquete que supone un ataque muy severo a los jubilados y asalariados, a lo que se agregaría un recorte importante de los planes sociales.

El nuevo gobierno, deberá demostrar si cuenta con la capacidad y los recursos económicos y políticos para pilotear la crisis. Ingresamos, a una nueva transición política de carácter convulsiva. El desenlace actual no cierra la crisis sino que es un episodio de la misma. El fracaso de Temer podría precipitar la convocatoria a elecciones adelantadas. Temer debe mirarse en el espejo de los Macri, y en la impasse que atraviesan los ajustadores argentinos.

Los trabajadores deben condenar resueltamente el golpe y oponerse al gobierno de Temer, pero desde una postura independiente. Los dirigentes del PT prometen una resistencia que no llevaron adelante cuando fueron gobierno. Se trata de una impostura: Dilma no cayó resistiendo al capital sino pactando con él. La clase obrera debe emerger con factor independiente en la crisis. En estas circunstancias cobra mayor relevancia la convocatoria a un congreso de delegados de base de las centrales obreras, organizaciones y tendencias del movimiento obrero para enfrentar al ajuste y discutir un salida obrera frente a la crisis nacional. Los sindicatos combativos - empezando por Conlutas- y la izquierda deben ponerse a la cabeza de esta iniciativa. Un Congreso de Trabajadores abrirá a la clase obrera la posibilidad de terciar en la crisis política, en un escenario que hoy ésta dominado por los partidos burgueses.

La batalla por la independencia política

La experiencia de Brasil reproduce un debate existente de un modo general en la izquierda latinoamericana. Frente al avance derechista, se han desarrollado dos tendencias contrarias a la lucha por la independencia de clase. Por un lado, en nombre de la lucha contra la derecha, se plantea la existencia de un mismo campo de lucha con el nacionalismo burgués. Esto es un crimen porque el nacionalismo burgués ésta en descomposición; porque es él el que intenta imponer las políticas de ajuste antipopular y de acuerdo con el capital financiero y, lo fundamental, porque no lucha realmente, sino que realiza campañas verborrágicas y busca pactar con los golpistas. Los planteos de frentes con el nacionalismo burgués paralizan a la izquierda y la transforma en furgón de cola del mismo (en su fase no de ascenso y lucha, sino de contención y capitulación) y mantiene confundido al movimiento obrero que se orienta a enfrentar los ajustes que se descargan sobre las masas.

Resulta igualmente un crimen la neutralidad o el apoyo a los ataques derechistas contra los gobiernos nacionalistas impotentes, en nombre de las ‘libertades democráticas’ o la batalla contra la corrupción.

Una parte de la izquierda en Argentina considera que el pase del kirchnerismo a la oposición y el ascenso del macrismo al gobierno plantean objetivamente la necesidad de un frente común con los primeros. Esto, porque el nacionalismo burgués en la oposición se vería empujado a jugar un papel de resistencia a las medidas de ajuste que lleve adelante el gobierno derechista. Pero los K no cayeron siendo la cabeza de la resistencia por las reivindicaciones obreras y populares sino compitiendo con la derecha por ver quién piloteaba el ajuste. El macrismo ha continuado los avances reaccionarios del kirchnerismo. Esto se evidencia, por ejemplo, en el negociado de la venta de dólares a futuro en las puertas de una devaluación monetaria impulsada por el kirchnerismo. El macrismo convalidó este fraude .El peronismo se ha dividido adaptándose a las necesidades generales de la burguesía (respaldo al pacto con los fondos buitres) brindándole un apoyo en el Parlamento para que salgan las leyes reclamadas por el gobierno. El kirchnerismo, no ha sacado los pies del plato, integrado como minoría dentro del aparato del PJ. La ‘resistencia’ kirchnerista” es una impostura.

Venezuela

Venezuela asiste, luego de la derrota del chavismo en las elecciones parlamentarias, a una suerte de doble poder entre el Ejecutivo y la Asamblea Nacional. Un escenario convulsivo de golpes y contragolpes en el marco de una crisis económica de características catastróficas.

El gobierno plebiscitario (que se jactaba del apoyo mayoritario que recibía de la población) ha dejado de existir y sobrevive solamente por el apoyo del estado mayor de las fuerzas armadas. El pasaje del bonapartismo plebiscitario al bonapartismo de facto marca la disolución irrefrenable de la etapa política bolivariana.

En este marco, se ha acentuado la acción de la diplomacia internacional y del Vaticano por estructurar una salida consensuada del régimen chavista. Dicha presiones se han potenciado incluso más a partir del golpe parlamentario en Brasil que culmino con le desplazamiento de Dilma. Dicha salida “dialogada” cuenta con el guiño de la fracción mayoritaria de la oposición que es consciente de la envergadura de la crisis y que dicha crisis podría desembocar en una explosión social y política. Resurge entonces el tema del golpismo, en este caso el ‘auto-golpe’, desde el campo militar chavista, para armar un gobierno de transición con la oposición

El oficialismo y buena parte de la izquierda latinoamericana han atribuido a la ‘guerra económica’ la derrota electoral, encubriendo la responsabilidad de la camarilla gobernante en la desorganización económica. El boicot económico que se desenvuelve contra el gobierno es consecuencia directa del fracaso del intervencionismo estatal, que nunca alteró la base de la gestión capitalista de la economía.

El sabotaje económico que denuncia Maduro tiene una de sus fuentes en la boliburguesía, la burguesía amiga, cuyo crecimiento ha promovido el propio gobierno. El chavismo es impotente para combatir a la derecha por la sencilla razón de que carece de un programa distinto y superador al que ha llevado a la bancarrota económica. Maduro pretende sobrevivir ejecutando él el giro económico que reclama la burguesía. La devaluación y medidas de ajuste implementadas por su gobierno terminaron avivando aún más los enormes desequilibrios de la economía venezolana.

Las numerosas nacionalizaciones que ha llevado adelante el chavismo no han servido para desarrollar las fuerzas productivas nacionales. En el caso de Sidor, por ejemplo, trabaja a un mínimo porcentaje de su capacidad. Queda nuevamente de manifiesto que el carácter progresivo de las nacionalizaciones está condicionado a la orientación general del régimen político: el estatismo bajo control de la camarilla chavista y la boliburguesía fue un factor de quiebra de las arcas públicas que no abrió ninguna perspectiva de desarrollo.

Esta política, que fue haciendo aguas por todos lados, fue arrasando las propias conquistas bolivarianas, desde el control nacional de PDVSA hasta las medidas sociales sobre los más explotados. La contracara de este proceso es el fabuloso enriquecimiento de la camarilla capitalista ligada al gobierno chavista, que accede privilegiadamente a las divisas que se obtienen en el mercado oficial.

El agotamiento irreversible del chavismo pone al rojo vivo la necesidad imperiosa de una acción política independiente de la clase obrera. En Venezuela son numerosísimos los sectores sindicales combativos. Seria decisivo que se agruparan y que impulsaran en común una campaña por la convocatoria a un Congreso de Trabajadores y de la izquierda para que la clase obrera venezolana emerja como un factor político independiente en la crisis nacional.













La verdadera grieta

Una de las lecturas más extendidas sugiere que estamos asistiendo a un cambio de ciclo -del populismo al ascenso de la derecha. La tesis de un ‘cambio de ciclo’ ve a la ‘derecha’ avanzando estructuralmente en el continente y pretende condenar a las masas trabajadoras de América a un péndulo político-social: a la crisis del neoliberalismo viene la alternativa del nacionalismo burgués y cuando éste se hunde vuelven las variantes neoliberales. Y así sucesivamente por el tiempo de los tiempos. El neoliberalismo y el nacionalismo burgués serían las estaciones terminales del desarrollo político-social. Lo cual condena a la humanidad a vivir entre diversas variantes del capital. Pero este Dilema es falso: la verdadera oposición se da entre las salidas capitalistas sean estas nacionalistas burguesas o neoliberales por un lado y las aspiraciones de la clase obrera y las masas explotadas, por el otro.

La llegada –como en Argentina- de la derecha al poder no es más que una salida de emergencia, pues el macrismo no cuenta con los recursos políticos y económicos para enfrentarla y resolverla. La derecha tendrá que demostrar su capacidad para poner en caja a las masas y proceder a una fabulosa expropiación de salarios y conquistas a los trabajadores para tratar de detener la caída de la tasa de ganancia de los capitalistas. Esto no será posible sin fuertes crisis políticas y choques con las masas trabajadoras que lucharán por defender sus condiciones de vida. Este tránsito político, en el cuadro de crisis mundial y de un potencial de lucha y resistencia que conserva el movimiento popular, puede conducir a situaciones prerevolucionarias o revolucionarias.

Los cinco meses de macrismo, en Argentina, demuestran que las transiciones de los llamados gobiernos ‘populistas’ a la derecha financiera se caracterizan por una acentuación de las contradicciones económicas, una agudización de la lucha de clases y una tendencia a la crisis política. Sólo para quienes el ‘populismo’ es la única alternativa popular, esta transición es caracterizada como una ‘derrota’, y no como una oportunidad política obrera y socialista. Es desde este estadio más elevado de la crisis de dominación como debe abordarse la nueva etapa.

Bolivia: las lecciones del referéndum

En Bolivia, la derrota de Evo Morales en el referéndum por su reelección constituye un vuelco político. Sufrió un retroceso enorme en los distritos que constituyen su base política. La derrota del presidente “indígena” plantea una crisis en la COB y en un conjunto de Federaciones y Departamentales que llegaron al punto más alto de estatización del movimiento obrero en décadas. Una parte del voto al No ha sido indisimulablemente de la clase obrera -la abstención ha sido marginal.

Reivindicamos el voto por el NO en el referéndum, conscientes que un pronunciamiento político de los trabajadores en ese sentido constituye un canal para impulsar un polo político independiente de la clase obrera. El voto por el NO se reveló acertado y superador tanto del seguidismo, como del abstencionismo en que se encolumnaron diversas corrientes de la izquierda. Por un lado, asistimos al voto a favor del SI encabezado por la burocracia sindical tributaria del gobierno de Morales. Un sector de la cúpula de la COB que encabezó en su momento la formación de un partido de los trabajadores -una construcción superestructural amañada de la burocracia y tributaria de Evo- fue uno de los embanderados de la campaña oficialista.

Otra vertiente de la izquierda promovió la abstención, con el argumento de que se trataban de dos bandos patronales. Esta apreciación omite el hecho de que el plebiscito es una de las armas principales de la que usualmente se vale el bonapartismo para afirmarse y perpetuarse en el poder. En la medida que Evo es quien detenta el poder político y concentra en sus manos las palancas del mando, el naufragio del voto por el No socava la autoridad del estado burgués y constituye, por lo tanto, un golpe de conjunto a la clase capitalista. La explotación política que pueda hacer un sector opositor es secundaria en relación a este hecho. Lo peor de todo lo constituye condenar a los trabajadores al inmovilismo, dejándolos a merced de las presiones del nacionalismo indígena y de las tendencias burguesas que se oponen hoy al gobierno del MAS anticipando la necesidad del giro político ajustador que se deriva del agotamiento del actual régimen político

De lo que se trata es de impulsar en cada fase de la crisis la intervención independiente de la clase obrera a través de un programa de reivindicaciones transitorias para que esta avance en su constitución como polo político antagónico al capital en todas sus variantes.

El gobierno de Evo, en resumen, no ha podido sustraerse al cimbronazo de la crisis mundial. El gobierno del MAS tampoco aprovechó la onda expansiva de los países emergentes para promover un desarrollo independiente. Contra lo que dice el relato oficial, no propició la nacionalización de los recursos minerales sino que lo rechazó –primero en un plebiscito en 2004, luego cuando expulsó del gobierno a la fracción nacionalista. También rechazó la implementación de una reforma agraria, esto cuando pactó con la oligarquía de la llamada “media luna”, la reforma constitucional. El boom fiscal propició una enorme especulación inmobiliaria, que encareció la cotización del suelo, y una revalorización del peso que afectó negativamente a la débil industria boliviana.

El horizonte económico, no augura un escenario favorable para que Evo pueda revalidar el poder, más bien lo contrario. Las petroleras y las mineras y las patronales en general como ocurre en Argentina, van a reclamar un recorte de la apropiación fiscal de la renta del sector.

La izquierda revolucionaria tiene la responsabilidad de tomar la iniciativa y, a través de ella, recuperar las organizaciones obreras para una política de clase y para disputar la dirección política de las masas.

Los frentes populares son contrarevolucionarios

Si bien el centro del panorama político de la contención de masas estuvo centrado en las corrientes nacionalistas burguesas, los PC de origen stalinistas coadyuvaron a este proceso. Apoyando abiertamente a estos gobiernos. En Uruguay y Chile, el PC jugo un papel primordial en formar Frentes Populares, como regímenes directos de contención a las masas. En Chile, la crisis del gobierno centroizquierdista de la Concertación, golpeado por los movimientos de lucha estudiantiles por la gratuidad de la enseñanza universitaria, llevo a que se incorporará al gobierno de la “Nueva Mayoría” el PC, para poder cumplir más acabadamente con la estrangulación de las luchas populares. En Uruguay, el PC ha sido puntal de la constitución del gobierno del Frente Amplio, jugando sus burocracias políticas y sindicales papeles fundamentales en contener a las masas. Pero la bancarrota capitalista mundial ha golpeado con fuerza la estabilidad uruguaya: en el último año perdió el 52% de las reservas buscando mantener un grado ‘inversor’ por parte de las calificadoras imperialistas de las deudas externas. Los intentos del gobierno frenteamplista de Tabaré Vázquez por imponer decretos antihuelgas fueron derrotados por movilizaciones masivas, entre ellas la gran huelga docente. Producto de la crisis, Uruguay marcha a un estallido económico con todos los ingredientes de sus vecinos (crisis en la petrolera Ancap similar a la de Petrobras de Brasil, etc.) y al mismo tiempo a un agotamiento creciente de la experiencia del Frente Amplio.

La sistemática batalla por un delimitación que viene realizando el PT uruguayo con respecto al Frente Amplio durante más de una década ha tenido una expresión en el auditorio que ha conquistado en las últimas elecciones .Esta circunstancia amplia las bases para la lucha por la construcción de una alternativa obrera y socialista.

La revolución cubana y el gobierno de Obama

Cuba ha entrado en una nueva fase transicional, donde la burocracia castrista pretende avanzar más decididamente hacia un proceso de restauración capitalista. En la isla se está produciendo un pronunciado proceso de diferenciación social. La ‘apertura’ de Obama, que arrancó por un reconocimiento de que en más de medio siglo el imperialismo no pudo doblegar a la Revolución, no significo, sin embargo, la derogación del bloqueo económico que tantos perjuicios ha causado a la economía cubana. El Congreso norteamericano condiciona este levantamiento a que la burocracia castrista avance por el camino de la restauración capitalista, dando garantías para la inversión extranjera.

En Obama ésta también la búsqueda de un aliado estratégico para ayudar a contener las crisis de los regímenes nacionalistas en América Latina y el eventual surgimiento de procesos revolucionarios. Ha tomado en cuenta el papel jugado por el castrismo para establecer ‘la paz’ con las guerrillas de la FARC en Colombia, desactivando la insurgencia agraria frente a la fabulosa concentración de la tierra a manos de latifundistas durante las últimas décadas. El Vaticano es uno de los grandes inspiradores y arquitectos de este deshielo.

Los recientes viajes de Obama a Cuba y la Argentina no es una gira triunfalista. Es parte de una estrategia preventiva, frente a un continente en ebullición y para cerrar ‘grietas’ en el ‘patio trasero’ de los yanquis con vista a enfrentar crisis agudas a nivel internacional. El viaje de Obama parte de la preocupación existente por la debacle económica y la creciente insurgencia en Venezuela y Brasil. Vino a apuntalar a un débil gobierno macrista para poder contrabalancear la inestabilidad brasileña en curso.

La marcha de la restauración capitalista en Cuba dependerá en gran medida, también, de la evolución de la crisis mundial y latinoamericana e incluso de la propia crisis yanqui. Porque los propios EEUU, ubicados en el ojo de la tormenta de la bancarrota capitalista, han sido también golpeados por el agotamiento de su régimen bipartidista que ha hundido las candidaturas del establishment. Esta descomposición es la que explica la irrupción por derecha de la candidatura fascistoide de Donald Trump en el Partido Republicano, y por izquierda la de Bernie Sanders en el Partido Demócrata.

Es necesario que los revolucionarios del continente ayudemos a elaborar un programa para recomponer a las masas cubanas como factor activo en la actual coyuntura. Planteando en primer lugar, la conquista del derecho de organización y deliberación para el movimiento obrero, para decidir los destinos de Cuba. Propugnamos el levantamiento incondicional del bloqueo de Cuba; que los derechos de los trabajadores puedan ser defendidos por sindicatos independientes, libremente elegidos; que la defensa de la salud y la educación gratuita sea garantizada por una gestión directa de los trabajadores. Y el mantenimiento del monopolio del comercio exterior y de la banca, como herramientas esenciales de una economía, que formalmente continúa estatizada y planificada.

La clase obrera y la juventud

La bancarrota capitalista ha detonado una crisis industrial, provocando despidos y suspensiones masivas e incluso cierre de empresas. Es necesario enfrentar esta tendencia de debacle social, impidiendo que la crisis del capital sea pagada por los trabajadores. Si se impusiera esta tendencia degradaría la cohesión y fuerza de los trabajadores. Hay que oponerse activamente a esta amenaza y oponerle un programa : prohibición de despidos y suspensiones, reparto de las horas de trabajo sin afectar el salario; expropiación y puesta en funcionamiento bajo control y gestión obrera toda fábrica que despida masivamente; organización de los desocupados para imponer estos reclamos. En oposición a la carestía, llamamos a defender un salario equivalente a la canasta familiar y su actualización automática en función de la variación del costo de vida. No pago de la deuda pública usuraria. No a tarifazos y al desmantelamiento jubilatorio que propugnan los regímenes burgueses. 82% del salario en actividad para el jubilado.

Del mismo modo, denunciamos los planes de saqueo y recolonización imperialista en la región, que van de la mano del desguace y desmantelamiento de Petrobras, PDVSA e YPF, y le oponemos la unidad de los pueblos latinoamericanos en defensa de sus recursos y la nacionalización de la industria petrolera en función de un plan de industrialización regional.

También en el estudiantado se nota una creciente movilización que choca contra el Estado y sus intentos de descargar la crisis sobre los trabajadores y la juventud. A la vanguardia de este proceso se encuentra la juventud universitaria de Chile que viene librando fuertes combates por la gratuidad de la enseñanza universitaria. El estudiantado secundario de Brasil viene de un proceso de luchas que logro frenar la aplicación de planes de reforma académica limitacionista y privatista-tercerizada. En Paraguay también la juventud universitaria ha salido masivamente a la calle luchando por la duplicación del presupuesto, contra un gobierno que lo quiere reducir y obteniendo importantes victorias destituyendo rectores autoritarios. En Uruguay el estudiantado universitario y secundario se ha movilizado junto a los docentes contra el ajuste frenteamplista. En la Argentina, la FUBA, la principal Federación Universitaria, liderada por la izquierda revolucionaria encabeza una campaña nacional de movilización contra el ajuste de Macri y en defensa de conquistas democráticas (ingreso irrestricto, gratuidad universitaria, etc.). El estudiantado suele ser la levadura que se evidencia en el inicio de procesos revolucionarios. Esta juventud es la que primero se moviliza contra la explotación y la arbitrariedad capitalista, como lo ha evidenciado la campaña contra el asesinato de Mariano Ferreyra en Argentina que llevo a la cárcel a los burócratas y matones que lo mataron. O la amplia y extendida movilización de la juventud mejicana por la ‘desaparición’ y asesinato de los 43 estudiantes de Ayotzinapa, donde se encuentra involucrado el conjunto del aparato estatal. Llamamos a impulsar la coordinación de la movilización juvenil y estudiantil a nivel continental en defensa de la educación laica, estatal y gratuita y por los derechos del estudiantado y la juventud, es una tarea que deben promover los revolucionarios.

Por los Estados Unidos Socialistas de América Latina


El nacionalismo burgués ha fracasado en su declamado objetivo de unidad latinoamericana. El ALBA impulsado por el chavismo se ha hundido. El MERCOSUR nunca paso de ser un conjunto de arreglos aduaneros y comerciales en beneficio de monopolios imperialistas instalados a ambos lados de las fronteras de los países integrantes, En su momento de auge el bolivarianismo chavista no pudo avanzar en sus proyectos de integración energética. La UNASUR no fue más que un intento de las contratistas brasileñas de avanzar con sus constructoras y sus empresas de armamentos. Ahora, bajo el impacto de la crisis mundial se agravan todas las disputas comerciales y enfrentamientos dentro del propio Mercosur. Las burguesías regionales buscan arreglar por separado con la Unión Europea y con el imperialismo yanqui. La carrera devaluatoria al interior de la región es una competencia por la mayor explotación y precarización de los obreros de sus respectivos países. El imperialismo yanqui ha arrastrado a la conformación del Acuerdo Transpacífico (TTP) a Chile, Perú y Méjico obligando a abrir sus fronteras comerciales a la penetración directa del capital norteamericano en ramas fundamentales y como aliadas en la guerra comercial que intenta llevar contra China. Un acuerdo de Argentina o Brasil con el TTP (Macri y Dilma vienen de manifestar su interés por avanzar en una “aproximación comercial” con los países latino americanos adheridos al tratado) implicaría no sólo un acta de defunción del Mercosur; sería el puntapie incial de una nueva etapa de colonización del imperialismo en la región y de un avance de las condiciones de precarización laboral.

Denunciamos las limitaciones insalvables de la integración capitalista de América Latina y el saqueo de los monopolios internacionales que se asocian al reclamo de integración, y planteamos la nacionalización de la banca y el comercio exterior, , gobiernos de trabajadores y la unidad de los pueblos a través de los Estados Unidos Socialista de América Latina.

Pongamos en pie una alternativa socialista a la bancarrota capitalista


La Conferencia Latinoamericana que estamos convocando tiene como eje reagrupar a la izquierda revolucionaria por una salida propia de la clase obrera a la crisis de la región. Esto plantea una delimitación implacable del nacionalismo burgués y del centroizquierdismo. Esta demarcación es una condición para derrotar a la derecha y las amenazas golpistas en momentos en que el nacionalismo y progresismo de contenido capitalista pacta y capitula con la reacción. Llamamos a tomar resueltamente la iniciativa. El abstencionismo en las grandes crisis nacionales en curso, aunque se lo disfrace con un hiperactivismo en el ámbito sindical o reivindicativo, es un indicador de adaptación al orden social vigente y funcional al estado capitalista y sus partidos. Impulsamos la intervención de la izquierda revolucionaria en la crisis política en la perspectiva de desarrollar partidos obreros y la fusión con la clase obrera.

Esta tarea es inseparable de la lucha para enfrentar y derrotar los planes de ajuste. Estos planes ya están en marcha y se van a agravar como consecuencia del desarrollo de la bancarrota capitalista. En este punto, convergen nacionalistas y derechistas, que pretenden descargar el peso de la crisis capitalista sobre las masas y someter a los trabajadores latinoamericanos –devaluación, austeridad, recesión mediante – a una competencia ruinosa entre ellos. Llamamos a elaborar un programa y una salida frente a la crisis, y convocar a la izquierda y las organizaciones combativas de los trabajadores a una acción internacional en común.

Reivindicamos el método del frente único. Cuando en el 2012 se realizo la anterior Conferencia Latinoamericana en San Pablo (Brasil) se venía de la constitución del Frente de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) en Argentina. La experiencia recorrida por el FIT argentino es aleccionadora: estamos en presencia de un frente de las organizaciones de izquierda que proclama la independencia de clase, lo cual contrasta con los frentes y la política de colaboración de clases reinantes en América Latina. Reivindicamos ese desarrollo del FIT como frente único de clase contra el capital, sus partidos y su Estado; en oposición a las tentativas por convertirlo en un campo de diputas y pendencias reflejando las presiones del nacionalismo burgués. El objetivo estratégico que debe presidir un reagrupamiento de la izquierda es la de la independencia de clase, que es lo único que puede abrir el paso a un polo y canal político alternativo a los partidos y coaliciones patronales. Rechazamos el faccionalismo y la autoproclamación, que es la pantalla o el vehículo para desabarrancarse al democratismo, la colaboración de clases y la mimetización al orden social vigente. Defendemos el frente único que se apoya en un principio básico pero fundamental que consiste en colocar, por encima de todo, el interés general de los trabajadores.

viernes, 17 de junio de 2016

La huelga de las mujeres –trabajadoras- de la empresa “Ventiladores FM”


La huelga de las mujeres –trabajadoras- de la empresa “Ventiladores FM”*


Las mujeres trabajadoras son mayoría en muchas fábricas y sobre todo en Idesa Fundimeca, aquí son cerca de 240 compañeras. Generalmente, además de tener un trabajo agotador en línea y de los mal pagados, se encargan del trabajo doméstico, la crianza de los hijos, todo el sustento de la casa por ser eje “padre y madre a la vez” y muchas veces también de sus padres, por no haber un sustento para la tercera edad.

Esta vez en Fundimeca se cansaron del patrón Jaramillo y sus parranda de servidores y se lanzaron a la huelga que tiene ya más de 60 días, luego de un proyecto de contrato que tiene más de 2 años sin avanzar. Estas compañeras tienen las 24 horas y los 7 días a la semana, una permanencia en los alrededores del empresa, a la pata de la puerta, en vigilia constante para que las condiciones de la huelga legal tanto como legítima, se cumplan, es decir evitar una trampa, una de la mas, que el patrón puede urdir.

Esta huelga, también es sui generis porque, antes, sí había poco sustento para mantener la huelga, se comía carbohidratos, llamadas arepas, como mínimo y cuando no había ni eso, había café para aguantar el hambre, el trasnocho, ahora es harto difícil ya que ni trabajando ni con un salario decente se consiguen estos alimentos, debido a la escasez.

Sin embargo, las compañeras hacen maravillas y en una chispa de respaldo, se traen de sus casas lo poco que hay, se las ingenian y las 3 veces al día hay algo que comer. Además de la ayuda de algunos sindicatos solidarios. También ayuda la época de los pollitos, como se les dice a los deliciosos mangos, que no faltan a la hora del postre.

Las compañeras además de sus actividades en pos de conseguir su contrato colectivo, se entrenan en el juego de Dominó a las puertas de la empresa, algunas prefieren el bingo que se realiza diariamente, así como la cocina y el mantenimiento permanente del “bunker” para resguardarse de la pertinaz lluvia. Todo esto en las aceras, adyacentes a la empresa y en turnos rotativos tanto diurnos como nocturnos.

Luego de más de dos meses, las compañeras se mantiene en la lucha, si bien se traslado la discusión del contrato a la empresa, antes había que trasladarse a Caracas, con los consiguientes gastos, el ministerio del trabajo es un convidado de piedra que permite todavía aun las maniobras de la empresa para no encarar y asumir el contrato colectivo.

Todo tiene que ver con un régimen de explotación capitalista que cada vez más aprieta las clavijas sobre la clase trabajadora y sobre la mujer trabajadora que tiene un lugar mucho más relegado que el de sus compañeros asalariados.

La consigna es mantener la resistencia, realizar actividades de denunciar a los patronos y sus miserables propuestas, la huelga se mantiene, además de la lucha por el aumento del salario las compañeras también puntualizan, por su dignidad. Aquí hay apoyo y constancia en la huelga de trabajadoras con dos décadas trabajando y aguantando la explotación, pero que están claras que Jaramillo no se saldrá con la de siempre, humillándolas con la sobre-explotación.

*La huelga también tiene compañeros en la lucha, pero en esta planta son una minoría, importante también. .

SOLIDARIDAD CON LA HUELGA DE LAS TRABAJADORAS DE IDESA FUNDIMECA

José Capitán Opción Obrera